Abigail Pereira Aranha 
Katia Abreu o José Serra: ¿quién es el machista de esta historia?
Sólo aquellas que ven problemas en el término "coqueta" se sentirían ofendidas al ser llamadas así
Por: Leandro Narloch 11/12/2015 a las 13:24
Las feministas apoyaron la reacción de la ministra Katia Abreu, quien le arrojó vino al senador José Serra después de que él la llamara "coqueta". La propia ministra le dijo a la prensa que Serra era "arrogante y machista".
Estoy en desacuerdo. Si hubo machismo, fue por parte de Katia Abreu.
Serra usó el término tratando de relajarse, sin pensar que ofendería a su colega. Por lo tanto, converge con la opinión de las feministas, para las cuales no hay ningún problema en ser "coqueta", para usar el término más dulce. Una pancarta de las feministas de hoy, como las que participan en Slut Walk, es precisamente para convencernos de que no debería haber prejuicios contra esas mujeres.
Si Katia Abreu se ofendió con un término tan inocente como "coqueta" (inocente y hasta algo caroleño, que una abuela usaría para hablar sobre su nieta), es porque ve un significado negativo en eso. ¡Esto es machismo, señora ministra! Para defender realmente a las mujeres, Katia Abreu debería haber contestado: "nunca me vi así, pero gracias". O, mejor aún, "yo soy, sí, con mucho orgullo".
@lnarloch
Los dos feminismos
Ya tenía en mente escribir lo que voy a decir cuando leí este texto, que es más ilustrativo de lo que el autor percibió.
Si consideramos el Feminismo como la ubicación de la conveniencia femenina como la medida del bien y el mal en toda la vida social, tenemos dos feminismos: el Feminismo conservador y el Feminismo lésbico-socialista.
Hasta la época de la Revolución Industrial o mucho más tarde en las zonas rurales de los países occidentales, las mujeres eran generalmente puritanas porque les era útil. A ninguna mujer le gustaría tener un accidente laboral o una enfermedad ocupacional, y esto no era una rareza en la vida laboral del mundo desarrollado o en desarrollo a mediados del siglo XX. ¿Cuánto valora para una mujer tener un hombre que corra esos riesgos por ella para que al menos pueda poner comida en la mesa? ¿Con qué poder esta mujer recibirá a su esposo con gritos y bofetadas si él llega a casa más tarde, después de haber estado con un amigo o con otra mujer con la que ya tiene otro hijo? Y hasta hace unas décadas, era demasiado peligroso para una mujer ser una prostituta o tener una vida sexual variada porque le gusta, incluso en los países desarrollados. Peligroso debido al riesgo de embarazo y enfermedades venéreas, y peligroso porque las enfermedades venéreas eran mucho más difíciles de curar (como lo eran las enfermedades en general). Los preservativos similares a los de hoy existen incluso desde el siglo XVI, como el creado por el dr. Gabrielle Fallopio (era hombre), pero eran mucho menos disponibles, e incluso estaban prohibidos en algunos lugares, como Francia y los Estados Unidos. Sin embargo, además de ser mucho menos cómodos, aunque, si yo fuera hombre, preferiría un condón incómodo a una enfermedad. Incluso si la mujer no quisiera una vida de libertinaje, ¿cuánto era VENTAJOSO a ella demostrarle a su futuro marido que ella sería mujer de un solo hombre?
Este fue el Feminismo conservador. Quien dice, por ejemplo, a una mujer le fue prohibido trabajar fuera del hogar, por un padre o esposo que la apoyó, comienza mal al comparar la vida doméstica de la época con la oficina de una gran ciudad del siglo XXI. El feminismo lesbo-socialista solo apareció y creció donde parecía más conveniente para la mujer que una familia tradicional.
El punto principal en común de los dos feminismos es la combinación de desprecio por la heterosexualidad masculina con el odio contra las mujeres que la satisfacen incluso con una excitación visual. Antes de la llamada Revolución Sexual, a la que ya llamé Revolución Femdom, las mujeres jóvenes que salían de su casa por diversión solían estar acompañadas por hermanos varones; si un hombre se acercaba a una mujer, este hombre podía ser tratado de manera ruda por ella misma, por su marido o por un hombre de su familia que estaba cerca; si ella respondía con simpatía, otras mujeres la llamaban "para diversión"; un hombre que le ponía una serenata a una mujer podía ser mal recibido por su padre analfabeto mal resuelto; un niño no podía acercarse a su propia novia hasta la boda, a veces ni siquiera podía conocerla; y cuando un niño lograba desflorar a una niña, los hermanos y el padre de la niña solían amenazarlo con la muerte para casarse con ella. Incluso después de esa época, la prostitución y la pornografía, además de ser buscadas y apenas encontradas casi solo por hombres, además de que fueron criminalizadas, recibieron una mirada torcida tanto por las mujeres conservadoras como por las mujeres feministas izquierdistas. ¿Dónde estaban las mujeres que querían tener una vida sexual y fueron reprimidas? ¡Bien!, maldiciendo el machismo y defendiendo la criminalización del sexo hetero y el genocidio de los hombres.
Ah, y una mujer no asusta a un hombre porque es casada, ella lo hace porque es ruda y neurótica, de hecho. La actitud de esta mujer bajo la justificación de estar casada es la misma que la de una joven feminista bajo la justificación del machismo. La dama feminista conservadora ve a una mujer simpatica con los hombres, o realmente disponible sexualmente, como "para diversión"; la mujer feminista de izquierda ve a esta mujer como un objeto.
La Slut Walk, por cierto, fue la celebración del odio contra las críticas hacia la mujer mediocre. Muy pocas mujeres participantes tenían al menos una cara de la que permitían que un hombre se les acercara y escapara entero. Una actitud amigable con el hombre podría compensar la parte de que no había tantas mujeres participantes que pudieran incluso hacer que los hombres se interesaran físicamente. Para aquellos que aún no han entendido que Slut Walk NUNCA FUE una apología de la promiscuidad: 1) los hombres participantes tenían un nivel de masculinidad muy bajo, es más fácil que uno de ellos haya follado a uno de los otros que a alguna de las chicas; 2) casi todas las referencias al sexo hetero estaban relacionadas con la violación o el acoso sexual.
No es gratis que los dos feminismos convivieran relativamente bien durante la Primera Ola y la Segunda Ola del Feminismo. Las mujeres podían elegir la militancia de izquierda o ser amas de casa tradicionales. Los hombres generalmente admiraban a uno grupo u otro, por lo tanto, o eran feministas anti-cristianos socialistas, o eran feministas cristianos conservadores. Solo cuando las mujeres feministas socialistas ya tenían suficiente poder para atacar a las mujeres feministas conservadoras surgió un antifeminismo que atacó a un Feminismo real, no un espantapájaros hecho por campesinas que era culpable de hacer que todas las mujeres jóvenes jodan con todos los hombres.
El fin de los feminismos solo comenzará cuando la conveniencia de la mujer mediocre y sexofóbica deje de ser la norma de quienquiera que diga ser anti-feminista. Una mujer ha abandonado los feminismos cuando ella escucha una broma sexual sin sentirse degradada u ofendida. Una mujer ha abandonado los feminismos cuando no encuentra incómodo un hombre que mira a una mujer sexualmente, y también se da cuenta de que un hombre que piensa en el sexo heterosexual con ella no la convierte en un objeto, ya que ella no es una lesbiana con un disgusto a la polla. Ya lo he dicho y lo repito: la diferencia entre hombre y mujer es sexual, otras cualidades, nosotros las tenemos o dejamos de tenerlas como individuos. ¡Viva el libertinaje!
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