Es indiscutible que los medios de comunicación y la publicidad hacen uso indebido del cuerpo femenino y del cuerpo masculino. Un enfoque bastante generalizado, frente a este problema, es aquello crítico de la hiper-sexualización que marcaría nuestra sociedad. Para hablar en estos términos, por lo general, son mujeres que transmiten una imagen de sí mismas - vinculada no a la apariencia física o a la forma de vestir, sino más bien a la elección de las palabras, al modo de interacción, a las idiosincrasias dialécticas - que sugiere que admitir públicamente que a veces ha tocado un pene sería para ellas simplemente inconcebible. Yo, por el contrario, toco penes (está ampliamente documentado) y con los mecanismos relacionados con la excitación sexual con que tengo mucho a ver. Creo que la familiaridad con estos mecanismos debe establecer un conocimiento práctico que, como todos los conocimientos, prácticos y no prácticos, sí beneficia con la transmisión pública, el intercambio y la rápida evolución que es el resultado de esta naturaleza pública.
Ahora, una cosa que fácilmente percibo es que la "sexualidad" que se ve en los carteles, en las columnas de la derecha de los periódicos online, etc no tiene nada, absolutamente nada que ver con la gramática - incluso psicológica - de la excitación efectiva en relación con la esfera sexual. Si yo interpreto una modelo en una cartelera, no sólo yo haría mal a la actriz porno, pero sobre todo - y yo destaco: sobre todo - yo haría el contrario de una actriz porno. No son sólo dos direcciones diferentes: son dos direcciones opuestas, que requieren dos enfoques opuestos y dos tipos de tekne con propósitos opuestos. Una pista para este caracter completamente antitético es el hecho de que, mientras que el uso indebido del cuerpo por los medios de comunicación y en la publicidad prospera, y prospera también en Internet y en las redes sociales, la pornografía, en cambio, está en crisis y en peligro de desaparecer, y es criticada y considerada como el mal absoluto por los principales canales de publicidad en la web y las redes sociales.
Alguien va a preguntar por qué la presencia al menos de un bikini diminuto puede producir tan grande diferencia absoluta en el tratamiento y la comercialización en términos de publicidad o comerciales. Una foto foto mía en un bikini vale, en la web, comercialmente más que una foto mía desnuda, ya que la primera se puede utilizar en un sitio con la publicidad de la corriente principal y la segunda no puede. Cuando digo que quito el bikini porque tengo ética, en lugar de lo que puedo vender llegar en la parte superior, por lo general desperta las risas de los que no entienden ciertos mecanismos. Pero ¿cómo se explica esta aparente paradoja? Es la pregunta que deben poner a sí mismos todos aquellos que ponen en la misma olla la pornografía, la supuesta hiper-sexualización de nuestra sociedad y el uso indebido del cuerpo femenino y masculino por los medios y por la publicidad.
Valentina Nappi
(1 de septiembre de 2014)
Original: Micromega, http://blog-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2014/09/01/valentina-nappi-sulluso-improprio-del-corpo-nei-media
Traducción: Abigail Pereira Aranha
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